domingo, 26 de octubre de 2008

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

La principal determinante en la elección del emplazamiento de Valdivia, fue el río, su navegabilidad y su proximidad al estupendo puerto de mar a escasos 14 kilómetros de distancia será determinante en su destino.
Ya en periodos de su fundación (mediados del siglo XVI), Valdivia comenzó a ser centro de numerosas expediciones, por ser puerto de mar y por su extraordinaria ventaja de permitir que los barcos se internaran por el río hasta el borde mismo de la ciudad.


La disposición de agua dulce en increíble abundancia, la protección de vientos y tempestades o la facilidad para carena y reparación con las estupendas maderas del lugar, brindaban a la navegación tales facilidades que lo hacían sitio privilegiado para el comercio, el abasto de las ciudades del interior, la expedición o internación de socorros, en fin, el apresto de diversas expediciones al sur.

Debido a esta cualidad de ser el río tan expedito y navegable, se establecieron industrias de alfarería y telares y se instalaron numerosos molinos, pero la principal industria fue la de los astilleros que se conserva todavía. Esto trajo consigo que también el comercio goce de gran auge.
En 1580 tenían los habitantes de Valdivia ingenios de sierras que movidas con el agua cortaban con mucha facilidad tablas en abundancia. El astillero es la más importante industria beneficiada con esta nueva herramienta de construcción (sierra hidráulica para el corte de tablazón y viguería).
En 1599 la ciudad es completamente destruida por parte de los indígenas, haciendo que España se olvide de toda la región. Posteriormente Valdivia pasa a ser ocupada por los holandeses, quienes despiertan nuevamente el interés de los españoles por esta zona. En 1643 los holandeses abandonan las tierras y la ciudad es refundada por los españoles en 1645 como plaza fuerte por orden del virrey del Perú, siendo el astillero la primera industria en ser reconstruida.
A finales del siglo XVII y comienzos del XVIII, por su situación fluvial cercana al Océano Pacífico, la necesidad de defenderse de corsarios por el mar y los continuos ataques indígenas desde el interior, los españoles levantaron un complejo sistema defensivo de fuertes y castillos en torno a Valdivia y a la bahía Puerto de Corral en donde también se reparaban y construían los barcos de artillería en astilleros colindantes a la ciudad, en materia de defensa y armada para estas fortificaciones.

El astillero constituye el rubro más interesante de su aplicación durante los virreinatos del siglo XVIII, ya que se consuman 3 astilleros en la ciudad, en los cuales se construyen embarcaciones a gran escala, como por ejemplo un navío de servicio regular y constante desde Chiloé a los puertos del norte. El más famoso es El Valdiviano, que se describe capaz de 18 a 20.000 quintales de carga, botado en 1790: en funciones hasta fines del siglo, hizo durante 60 años la carrera entre Callao y Chiloé.
Fomentada por las Ordenanzas Políticas con una exención de impuestos, la idea de montar un gran astillero en Valdivia se concreta por el célebre navegante Juan Garland en 1766; la instalación se concreta en el sector de Torobayo con un aserradero de 6 sierras activas “permanentemente así de día como de noche al cuidado de un solo hombre”; del establecimiento salen lanchas, goletas, botes y galeones, ocupándose aquel año 30.000 piezas mayores de tablazón extraídas en el lugar.
A mediados del siglo XIX un contingente alemán llega al sur de Chile a ciudades como Osorno, La Unión, Llanquihue y Valdivia. En la década de 1850 acontece un hecho importante dentro de la industria de los astilleros, que es influenciada por los inmigrantes alemanes. La fabricación de barcos de madera de gran envergadura pasa a formar parte de la industria del acero.
Los alemanes comenzaron a invertir su dinero en diversas fábricas e industrias en Valdivia. Durante fines del siglo XIX y comienzos del XX números fueron los personajes que se dedicaron a crear y dirigir empresas en torno a la confección de embarcaciones. En efecto, se destacan los astilleros de:


- Alberto Haverbeck
- Alberto Behrens
- Cristobal, Godofredo y Cristiano Oettinger.
- Esteban Schuller
- Cristiano Scheihing
- Otto Roepke y Augusto Hansen.


Con la inscripción legal de sus estatutos, en 1883 se crea la Asociación de Armadores de Valdivia, la primera de Chile, cuyo directorio incluía agentes, capitanes de barco, maquinistas, empleados y subalternos.

Hasta 1909, los astilleros fueron una de las industrias que más empleo otorgaba a la ciudad de Valdivia, lo que vio truncado al comenzar la Primera Guerra Mundial, al impedir el arribo de maquinarias y repuestos desde Europa a la ciudad.

En los años posteriores, la ciudad continuo siendo un substancial exponente nacional en confección de navíos, hasta el año 1960, en donde el terremoto y maremoto que azota la región, destruye casi por completo la ciudad y por ende muchas de las importantes industrias. Haciendo que los grandes astilleros del país que antes se emplazaban en Valdivia pasen a ubicarse hoy en día en ciudades como Talcahuano y Valparaíso.